Con la llegada de marzo, las playas de Tortuguero y Gandoca-Manzanillo se preparan para recibir a las tortugas baula, que llegan cada año a desovar en la costa costarricense.
Estas tortugas pueden alcanzar hasta 2 metros de longitud y recorren miles de kilómetros a lo largo del océano Atlántico, desde el Caribe hasta España.
Sin embargo, su supervivencia se enfrenta a múltiples amenazas, como la pesca irresponsable, la contaminación lumínica y la basura en los océanos.
Para proteger a las tortugas baula y otras especies marinas, se recomienda:
Contratar guías certificados para realizar avistamientos de manera responsable.
Respetar las zonas protegidas y evitar ingresar en áreas restringidas.
No acercarse demasiado a las tortugas ni invadir su espacio, especialmente durante la anidación o el nacimiento de las crías.
Bajo ninguna circunstancia se debe posar sobre ellas. Aunque las tortugas baula son de gran tamaño, el peso de un ser humano puede causarles heridas graves e incluso la muerte.
Está prohibido hacer fogatas o ingresar automóviles, motocicletas o cuadraciclos en las playas de anidación.
En estos entornos, se recomienda utilizar luz roja en lugar de luz blanca o flashes para evitar perturbar a las tortugas.
Es esencial recoger la basura y los plásticos en la playa, ya que estos residuos afectan todo el ecosistema costero.
No se deben comprar ni consumir huevos de tortuga sin certificación o de origen ilegal.
Se aconseja adquirir mariscos únicamente de empresas sostenibles y responsables, preferiblemente provenientes de cultivo o pesca artesanal.
Es importante reducir la contaminación lumínica cerca de las playas, ya que las luces artificiales pueden desorientar a las tortugas, que las confunden con el reflejo de la luna en el mar.
En agosto, otro evento impresionante ocurre en el Refugio de Vida Silvestre Ostional, en Guanacaste, donde cientos de miles de tortugas lora llegan a anidar en un fenómeno conocido como “arribada”.
En 2022, más de 700.000 tortugas depositaron sus huevos en esta playa, asegurando la continuidad de la especie.
Costa Rica es un santuario para 5 especies de tortugas marinas, y su conservación es clave para el equilibrio del ecosistema marino. Protegerlas no solo es una responsabilidad, sino un compromiso con la biodiversidad del planeta.
Source
Argerie Vargas